sábado, noviembre 10, 2007

Morochos en Chile

Un dato no menor es que Chile fue el segundo país del mundo en abolir la esclavitud, si bien esto fue un avance significativo y evolutivo altamente importante que favoreció y transformó la situación humana y social de una gran cantidad de personas que habían sido por años vejadas, en la actualidad existen aspectos que pueden tener una segunda lectura. La esclavitud como concepto general tiene muchos matices, la falta de un ley del trabajo que realmente respete hoy los derechos de los trabajadores chilenos es la gran deuda de los gobiernos de la Concertación, incluida la Presidenta Bachelet.
Ayer el primer mandatario de Venezuela, Hugo Chávez de quien si bien cierto no soy admirador de su estilo - no me gustan los militares de ninguna tendencia política- planteó ante los demás dignatarios asistentes a la Cumbre Iberoamericana una propuesta más directa que la planteada por Michele Bachelet, quien habló de mayor cohesión social. Chávez llamó a una transformación social y mayor justicia. Concuerdo con ello lo que a mi modo de ver comienza por un cambio en los salarios y en las condiciones de trabajo los que actualmente son indignos para muchos de ellos, es sin duda un tipo de esclavitud encubierta el hecho que los empresarios tengan el sartén por el mango gracias a las leyes heredadas desde la dictadura.
A continuación dejo el artículo titulado Los esclavos en Chile no desaparecieron publicado en el sitio del MAV.

Supuestamente, en la conformación étnica de nuestro país no existe el factor africano. A lo largo de su historia, Chile nunca ha tenido una población importante de individuos de raza negra y, por lo tanto, su influencia en nuestra herencia genética es prácticamente nula. Tampoco encontramos rasgos negroides en nuestro folklore ni en otra expresión cultural que determine nuestra identidad como chilenos. El rumor dice que esta nación fue forjada gracias a elementos europeos e indígenas. De los negros: mejor ni hablar.
Sin embargo, todas estas aseveraciones no pueden estar más alejadas de la realidad. Aunque en Chile lo africano no está presente en el grado de otros países latinoamericanos -como Cuba o Brasil-, negar su influencia es un lamentable desacato para nuestra historia e identidad como pueblo. Está documentado, por ejemplo, que nuestra música y baile nacional, la cueca, tiene indudables rasgos negroides en su conformación. Y éste no es un acontecimiento aislado ni mucho menos fortuito. Como todos los países de este continente, el nuestro es una nación forjada por innumerables cruces raciales y culturales, una simbiosis social que no puede negarse. Chile es un país mestizo y dentro de su mestizaje encontramos al africano presente.
Ya en las primeras avanzadas europeas sobre este territorio, la gente del color del ébano pisó estas latitudes. Según el historiador Francisco Antonio Encina, el trece por ciento de los "exploradores" con que Diego de Almagro "descubrió" Chile eran de raza negra. El también historiador chileno Gonzalo Vial Correa afirma: "Hacia el año 1558, el número de negros, mulatos y zambos bordeaba en Chile los 5.000, contra 2.400 españoles, 17.000 mestizos y 48.000 indígenas, o sea, la población chilena no puramente india, al terminar el s. XVI, casi un 20% llevaba en la sangre estigma africano".
Durante la época colonial, nuestro país participó, lamentablemente, de una de las barbaridades más grandes cometidas en la historia de la humanidad: la esclavitud. En Chile existieron negros esclavos, tanto bozales como ladinos. Seguir leyendo
Nos vemos pronto.