viernes, noviembre 02, 2007

Mi vida

Hoy según el calendario gregoriano, es el día de los muertos y no confundir con la fiesta fea llamada Halloween. Tengo una vinculación especial con esta fecha ya que hace 46 años nací, precisamente en Santiago de Chile. ¿A qué? Quizás no sea yo el único que se hace esa pregunta, es más hay quienes ni siquiera se la plantean.

Existen personas que nacen sabiendo a que vienen, se encuentran ligados a una gran estrella y su vida es una correlación de grandes éxitos, hay otros que no saben, pero otros ya han decidido por ellos. Este es un tremendo dilema.

Otros como mi caso vivimos la vida a porrazos, tomamos decisiones que no siempre nos traen satisfacciones, pero somos porfiados, nos gusta volver a equivocarnos una y otra vez, ganamos amigos, algunos para siempre, otros que van quedando en el camino por que nos han decepcionado o nosotros a ellos, cuantas veces hemos invertido nuestro tiempo e inclusive nuestro dinero en proyectos que nos aparecen apasionantes y exitosos, cuantas veces hemos visto disolverse nuestra ilusión como papel en el agua. Sí, la vida está llena de chascarros, pero también está llena de alegrías, la alegría de contar con una familia en mi caso, con un padre que lo dió todo por mi hasta el último día de su vida, por una madre con virtudes y defectos, pero que me ha dado su cariño de la mejor forma que le ha sido posible y eso lo agradezco. Con una mujer que ha sido parte de mi vida por más de 20 años, que ha sido compañera y amiga, amante y madre, cómplice y oponente. Que me ha parado en seco o me ha alentado a seguir avanzando según la situación que he tenido en frente.

La alegría de tener una hija que ocupa gran parte de mi vida y mi tiempo, que a veces me parece tan frágil pidiéndome ayuda para sus labores escolares o cuando llora por una caída y otras tan grande y fuerte cuando de sus labios aprendo una sabia lección.

Al mirar hacia atrás es lo que veo, recuerdos. ¿Qué hacer para que ese pasado sea mejor? Nada, ya pasó, pero quedaron en mi cuerpo, en mi mente y mi espíritu el aprendizaje de cada uno de esos minutos, de cada beso, de cada disgusto, de cada caricia, de cada regaño, de cada lágrima, de cada sonrisa, cuantos rostros han pasado por mi retina, cuantas manos he estrechado, cuantos cuerpos he abrazado, cuantas experiencias que van marcando el sendero por el cual he pasado y forjado lo que soy. ¿Quién soy? Es la pregunta que me seguiré haciendo seguramente hasta el último día de mi vida. Allá en el futuro, ese que desconozco y en el que me esperan muchas otras experiencias que seguirán aclarando estas dudas, pero que importa, el futuro no existe, existo yo en este momento y existen quienes me rodean, en mi casa, en el trabajo y en tantas otras situaciones cotidianas, a eso me debo. Sólo eso es verdaderamente importante, cuidar cada paso que doy, cada cosa que digo, que pienso, tener conciencia que no estoy solo y que toda decisión no me involucra solamente a mi, que hay otros que serán también tocados para bien o para mal. Esto es algo que me ha enseñado la vida, que hay que vivir cada minuto, porque el siguiente puede ser que ya no llegue nunca.

Un abrazo y nos vemos pronto.