viernes, agosto 24, 2007

Acaso no bajamos todos de la misma rama


El sentirnos distintos o superiores por nuestro color de piel, pelo, ojos u otro factor ya sea social o cultural es a mi entender una actitud involucionada y nazista; no obstante es una situación que se repite a diario en nuestro país y en todo el mundo.

Últimamente han ocurrido una serie de hechos que han afectado a chilenos de viaje en el extranjero, el más reciente el caso de la estudiante de doctorado en Estados Unidos, que se encontraba de paso por Rusia y que por comprar unas monedas en una tienda establecida fue acusada de contrabando en una clara muestra de xenofobia, retenida contra su voluntad y sufriendo un proceso penal en la más absoluta indefensión. Desde la Madre Patria, la deportación de varios compatriotas que con mucho esfuerzo querían visitar el viejo continente entrando por España y que después de sufrir fuertes humillaciones fueron subidos a un avión de regreso, justificando la medida con el argumento burdo de protegerse de los emigrantes ilegales, cabe destacar que en algunos casos asistían a cursos o seminarios a los cuales fueron invitados por instituciones españolas o el caso del doctor chileno en Miami que perdió un importante equipo médico, el cual fue explosionado por la policía de ese país por que aparentaba ser una bomba.
¿Qué pasa me pregunto yo? Acaso los europeos olvidan que Chile fue uno de los países de destino de cientos de refugiados de la segunda guerra y nadie se preocupó si traían o no dinero, no sólo fueron acogidos, los gobiernos de esa época les entregaron terrenos para que pudieran rehacer sus vidas o los españoles se olvidaron del Winnipeg, barco gestionado por el mismísimo Pablo Neruda para salvar a cientos de artistas de las garras de Franco.
Esto mismo cabe para muchos chilenos que miran con recelo a los inmigrantes venidos de Perú, Colombia, Cuba, África u otros países. No hay nada que justifique la discriminación y menos la xenofobia.
Nos vemos pronto.