martes, septiembre 25, 2007

La delgada línea roja

Cuenta la leyenda que una figura pequeña, de ojitos saltones, con carita de niña y espíritu de valquiria, se agachó a la entrada del recinto universitario, apuntó un clavo hacia la base de un galón de pintura roja y lo golpeó fuertemente con una piedra. Luego haciendo gran esfuerzo para su delgado brazo izquierdo, se fue caminando bajo los tupidos morrones del campus universitario cargando su tarro, dejando una ondulante y púrpura estela de esmalte hasta llegar a la puerta del director de la escuela, era la "Pancha" Nuñez.


Eran los tiempos en que en Chile el arte era subversivo, cuando Cecereu - quien recitaba en sus cátedras que ni los museos ni las salas de artes eran para el pueblo - se paseaba con su gabardina y gafas negras, acompañado del "Barata", observando a los que querían agitar la tensa paz universitaria, eran también los tiempos del Bororo, de Benmayor, Frigerio y Tacla, por ese entonces futuras promesas de la pintura.

La Pancha debió abandonar la escuela por esa plástica acción. Regresó al poco tiempo después cuando yo estudiaba también en Las Encinas, podía escuchar desde el taller de al lado cuando la "Pancha" daba un portazo gritándole a Matías Vial: "Viejo fascista... &*Ç·#", porque no la dejaban expresar su arte y menos sus ideas, al año siguiente se integró con nuestro curso, estaba feliz, al fin encontraba alguien que la dejaba hacer lo que ella quería, Patricia del Canto permitía esas licencias.

Con sus palabras que salían más rápidas que su pensamiento, cautivaba a Sergio Cerón con su visión de la escultura, perseguía con un palo al Elías Pfeifer cuando este le decía que le copiaba su trabajo o le gritaba amarillo al Lucho Rondanelli por no interceder cuando la dirección de la escuela le prohibía la entrada al Pablo Domínguez por llegar bebido. Esa era la "Pancha", de sus manos emergieron cientos de multicolores volúmenes, con patas de silla, trozos de latas oxidadas y cuanta cosa encontrada la encantara.

La "Pancha" también enamoró a los holandeses con una obra soberbia, criolla y autóctona que sólo se puede comparar con el nivel de la Marta Colvin, Lily Garafulic y Sergio castillo.

Pero la vida del artista no es fácil, incluso trágica, por eso mismo es que yo no tuve el valor de seguirla. Cual Vincent van Gogh o Dalí, la "Pancha" ha oscilado sobre la delgada línea roja entre la genialidad y el delirio. Así es, esa poderosa fuerza de mujer no se porque razón, en estos tiempos en que el universo nos ha devuelto el Reiki y las Flores de Bach, se ha sometido a la siquiatría para escapar de sus angustias, como si esta pseudomedicina tuviera una base científica real y se ha internado como indigente en el Hospital Psiquiátrico.

Actualmente prepara también una exposición de su obra por lo que le permiten salir a trabajar en su taller y está a la espera de algunos trabajos que vienen desde el viejo continente, no me cabe la menor duda que será un gran éxito.


Espero que se recupere pronto de todo aquello que la aqueja. Vamos "Pancha", mucho ánimo, te envío mucha luz para que sigas adelante.

Nos vemos pronto.