martes, noviembre 06, 2007

Mi mente, mi conciencia, mi Yo


Esa capacidad increíble para auto engañarme, a veces me sorprendo mintiéndome o recriminándome por algo, sintiéndome culpable, miserable inclusive, al poco rato me aliento y me escucho diciéndome: No es para tanto, hay peores que tú. O bien oyéndome lo maravilloso que soy como persona, lo noble, inteligente y bondadoso. Mejor que tantos otros; sin embargo por que esas personas que son menos que yo, viven mejor que yo, acceden a trabajos mejores que los míos, ganan más que yo, tienen más tiempo libre que yo.

Tate. ¿Quién dice todas esas cosas? Yo mismo obviamente. ¿Pero qué parte de mí?
Mi mente y ninguna otra, claro si hay algo en uno que es capaz de decirnos tantas cosas y contradecirnos tantas veces como sea necesario, es la mente.

¿Donde está? La mente me dice que está en la cabeza, dentro de mi cerebro, ahí elabora el mundo que me quiere mostrar, ahí me llena de coraje cuando me siento amenazado, ahí me aterra cuando me siento vulnerable. De donde vienen mis peores y más básicos sentimientos, de odio, envidia, miedo, resentimiento, abandono, rencor, puedo seguir engrosando la lista y llenarla de horribles sensaciones. Esas son algunas debilidades, todas ellas asociadas a mis sentidos directamente, a mi necesidad o capacidad de supervivencia.
Mi mente vive atada a mi pasado, a recordar hechos bellos muchas veces, pero también a hacer regresar a mi retina momentos que nunca quise vivir. Momentos que me llenaron de angustia, de dolor. Detrás de esos sentimientos hay personas que me infligieron ese daño y por consiguiente mi mente me dice que no me acerque a ellos y si el reencuentro es inevitable será la ocasión para recriminarles todo lo que me hicieron vivir y cuan fuerte soy ahora para enfrentarlos para vencerlos, para vengar la afrenta.
Mi mente piensa en el futuro, en el que pasará mañana, como viviré mis próximos días, que me depara el día de mañana.
Así opera mi mente, no me da tregua, es decir me hace creer que no hay tregua. Si porque ese es el trabajo de mi mente, engañarme. No permite que vea las cosas desde otro ángulo, no me permite actuar cuando corresponde, no me deja desapegarme de mis debilidades, no me deja ver el vaso casi lleno ni el camino recorrido, me muestra el vaso medio vacío y todo el camino que falta por recorrer, la mente me hace sentir lástima de mi, me hace sentir orgullo y mirar sobre la cabeza de mi prójimo, la mente no deja que de mi brazo a torcer, ni me deja callar la última palabra, la mente me indica las debilidades de otros y como sacárselas en cara, la mente me hace abultar sus debilidades y minimizar sus méritos, la mente intelectualiza mi vida, amolda mi vida.
Pero la mente no sólo está en mí, yo soy mi propia mente y no debo luchar contra ella, debo dejarla, escucharla y buscar dentro de mí la propia verdad. Sólo mi conciencia es superior a mi mente, pero no lo será si no la saco afuera, sino escarbo dentro de mi corazón. Cuando mi conciencia, mi Yo aparezca, cuando inunde todo mi ser comenzaré a ser libre, libre de las mentiras de mi mente, libre de mi vanidad, de mi miedo, de mi ilusión, de mi rabia, de mi flojera, de mi falta de preocupación por el otro, libre de mi inmadurez. Libre de mi pasado y de mi futuro, libre para amar de verdad.
Nos vemos pronto.

La fotografía es gentileza de Sergio Reynoso.