La semana pasada llovió como no llovía en años, nada extraordinario a no ser porque el agua que caía era templada y cayó también en la cordillera provocando deshielos anticipados. Resultado, las plantas de tratamiento de aguas no dieron abasto y colapsaron dejando a medio Santiago sin el vital elemento. Todo fue muy rápido y muchos no alcanzaron a juntar agüita, entre ellos yo, así que salí a comprar agua envasada, al menos para beber. En algunos casos el agua empezó a llegar recién ayer y hoy nuevamente hay algunos cortes.Hoy temprano se avisó que la empresa Aguas Andina, concesionaria de nuestras aguas cristalinas no tendrá que bonificar a los usuarios por este corte ya que se produjo por razones de fuerza mayor. Tate. Es decir que si una gran empresa tiene un inconveniente por fuerza mayor no está obligada a cumplir con sus obligaciones. La pregunta que salta de inmediato es entonces. ¿Si un pelagato como yo, sufre una contingencia de fuerza mayor, tendría que acogerme a este beneficio que hoy ampara nuestro gobierno socialista? No obstante no es así, cuando me quedé años atrás sin trabajo debía igualmente pagar todas las cuentas, los dividendos, los prestamos, todo, de lo contrario todo el peso de los derechos de las grandes empresas, bancos y demases caía sobre mi, sin importar mis razones de fuerza mayor.
Entonces. ¿Por qué la ley no es pareja para todos?
Nos vemos pronto.
