Tiempo atrás me llegó un correo, una cadena: Muerte científica de Jesús, la cual describe paso a paso como fue torturado y el daño que causó en su cuerpo hasta su muerte final. Hoy es Viernes Santo y el pueblo cristiano recuerda esta fecha con un cierto respeto, el respeto que se les debe a los muertos y esta figura sangrante de este Jesús sufriente que por siglos nos han hecho mirar para que comprendamos que el murió por nuestros pecados, nuestras culpas. Si bien hay algo de cierto en todo esto, también existe otra realidad que yo considero mucho más trascendente, de hecho cuando recibí esa cadena que además me prevenía que si no la reenviaba sufriría las penas del infierno, no la reenvié, pero si la respondí de la siguiente forma.
Hay algo que aquí no se dice: Si soportó más de tres horas esa agonía es porque no era de este mundo, la tendencia mundial es asociar a Jesús con la crucifixión, padecimiento y muerte, por lo tanto la tendencia es hacernos pensar que Jesús murió por nosotros y punto.
Hay cientos, que millones de personas que han entregado sus vidas por otros, por sus ideales, por quienes aman al igual que Jesús lo hizo. Eso se llama sacrificio y lleva a la redención, significa que esas personas no serán juzgadas y pasan inmediatamente a ser parte del paraíso. Pero Jesús fue más allá aún, el venció a la muerte, regresó a nosotros, resucitó, ese hecho demuestra definitivamente que no era una persona común y si lo hubiera sido, como algunos sostienen significa que a diferencia de otros mortales nos enseño que el cuerpo es sólo un vehículo, un contenedor, nos enseño lo que significa verdaderamente ser libre, nos enseñó a desligarnos del cuerpo limitado y ser parte de algo mayor, del universo. No es casualidad que Jesús sea tema obligado de todas las religiones del mundo. De todas ha recibido el reconocimiento de haber sido alguien más que especial, alguien que podía prescindir de su cuerpo, resucitar muertos, sanar enfermos sólo con soplarlos, convertir el agua en vino, caminar sobre las aguas y multiplicar los alimentos.
Es cierto que Jesús murió por nosotros, pero esta imagen que me han enviado no es la más importante, lo verdaderamente importante es que el resucitó por lo tanto no debemos llorar, debemos alegrarnos porque Él es parte de nuestras vidas, porque Él está en nuestro corazón, no en el físico, en el corazón espiritual que está unido a Dios a través de Jesús.
Un abrazo. Gracias.
Nota: La imagen que aparece en este artículo es la representación del Jesús de la Divina Misericordia que se apareció a Santa Faustina Kowalska y esta es la oración:
“Es mi deseo que tengas un conocimiento más profundo del amor que quema Mi corazón, y tú entenderás esto, cuando medites en Mi Pasión. Pidan Mi Misericordia a favor de los pecadores, yo deseo su salvación. Cuando digas esta oración, con un corazón contrito y con fe por el bien de algún pecador, Yo le daré la gracia de la conversión. Esta es la oración:
“¡Oh Sangre y Agua, que brotaste del Corazón de Jesús como una fuente de Misericordia para nosotros, yo confío en Ti!”.
Aquí puedes leer lo que le comunicó Jesús a la santa.