viernes, mayo 11, 2007

Yunque de ilusiones


Esta foto es de mi graduación de 4º medio, si me buscan no me van a encontrar. Pienso que esta foto es la más representativa de mi época de colegio. Nunca estuve realmente, sólo en los dos últimos años me logré integrar con algunos compañeros. Recuerdo que cuando llegué en séptimo, venía muy embalado, me alucinaba la idea de ser scout, esa es como la tónica de este colegio; sin embargo nada me resultó. A esa edad yo era enfermo de agilado, tímido a decir basta, pa´entro como ostra. Recuerdo que me dijeron que debía hablar con los jefes de tropa y explicarles acerca de mi interés. Hablé primero con Jean Paul que era primo de un compañero de curso de apellido Lyon. El tipo muy simpático, me atendió y me escuchó atentamente, hablé con Felipe, hermano de otro compañero, Gerardo y hasta ahí todo bien hasta que me tocó conversar con un compadre de apellido Tupper, un plomo. El gallo sencillamente no me pescó y pa´más remate tenía que hablar con un profe, él era de lo más desagradable conmigo, en varias oportunidades me trató muy, pero muy mal. Le dije que necesitaba conversar con él y me dijo que después, nunca me atendió. En segundo medio fue mi profe jefe, ahí me conoció y su actitud cambió en 180º. El punto es que al final nadie me recomendó para su patrulla. Resultado, me desilusioné y no volví a intentar ser scout.

Era un colegio solo de hombres y en ese tiempo existía un ambiente muy agresivo, nunca me sentí acogido, pa´más remate llegó el golpe de estado de Perrochet y la mayoría de mis compañeros eran hijos de latifundistas, andaban felices mientras a mi padre lo habían despedido de la Endesa por considerarlo una molestia para la empresa. En ese entonces yo tomaba un medicamento que me dejaba drogui todo el día, como tratamiento contra la epilepsia que se me había diagnosticado hacía poco tiempo ántes de entrar al cole, enfermedad de la cual me dieron de alta a los veinte años. Por esas cosas raras de la gente mayor, mi padre me prohibió hablar de esto en el colegio, al final no podía hablar de nada, menos en contra de la dictadura si me sentía rodeado de fachos.

En definitiva, al sumar esa experiencia tengo recuerdos más malos que buenos, en ese tiempo lo único que deseaba era irme y no sólo del colegio, de Chile ya que mi viejo lo pasó muy mal aquí, aún cuando al final me integré a un grupo, estaba Félix, Victor Hugo, Eric, Ricardo, Rodrigo, Roberto y Galo, aparte de Gonzalito con quien me afiaté desde el principio y que era un marginado más del curso.

Nunca me olvidaré cuando teníamos que cantar el himno nacional y nos obligaban a cantar la estrofa que incluyeron los milicos:

Vuestros nombres, valientes soldados,

Que habéis sido de Chile el sostén,

Nuestros pechos los llevan grabados;

Los sabrán nuestros hijos también.

Sean ellos el grito de muerte

Que lancemos marchando a lidiar,

Y sonando en la boca del fuerte

Hagan siempre al tirano temblar.


Obviamente yo jamás la canté. Un día estaba el rector, era cura. Me sacó de la fila y me dijo que yo era un anti patriota por que no cantaba. Desde ese día, dejé de creer en el patriotismo como valor.

De verdad siento que en el colegio no aprendí nada, salvo biología gracias a un excelente maestro, Enrique. Valores que se suponía que entregaba el colegio, ninguno. Esos los aprendí con mi familia.

En fin ese fue mi paso por el colegio, mejor lo habría pasado en un colegio mixto. Por eso mi mejor época de estudiante fue en la universidad, lo pasé genial.

Nos vemos pronto.