lunes, junio 18, 2007

Amor por el deporte




Juan Pérez es un amante de los deportes y sobre todo del fútbol. Los días que más adora son los fines de semana, dos días para dedicarlos por entero a su deporte favorito. Esos días de merecido descanso el duerme hasta tarde. Hoy es sábado y su mujercita le lleva un apetitoso desayuno a la cama, un café con leche natural, huevos revueltos con jamón y cuatro marraquetas frescas. Ayer viernes después de la pega se juntó con sus compañeros de trabajo para ver juntos el partido de la sub-20 y a beber unas chelas en la picá de la vuelta, los tres completos que consumió no equilibraron la cantidad de alcohol ingerido por lo que aún tenía resaca. Que ganas de tomarse luego una cervecita bien helada pa´ pasar la caña. Después del desayuno se fue a la ducha y mandó al hijo más chico a comprar cigarros y un antiácido al almacén del turco. Ya más fresco se sentó en su bergere a leer el diario. Alguien le había sacado su suplemento deportivo, seguro que fue el guatón. Llamó a su señora y le preguntó por su hijo mayor. Le explicó que estaba durmiendo porque llegó a la 06:30 de la mañana, resulta que después del partido de baby lo invitaron a un carrete con unos compañeros de universidad. Su mujer entró a la pieza donde roncaba su hijo y silenciosamente recogió el suplemento a los pies de la cama, bajo la ropa que se había sacado.
Ansioso Juan Pérez tomó el suplemento, mientras dejaba el cigarro en el cenicero para leer los detalles del partido de anoche. Estos periodistas no saben nada, le grita a su mujer que se encuentra preparando el almuerzo en la cocina.
¿Qué? Le responde ella.
Estos periodistas no se que partido vieron, son unos ignorantes. ¿Qué saben de fútbol estos giles?
Juan Pérez habla con razón, cuando tenía 15 años fue seleccionado regional de fútbol y su equipo salió campeón después de que él hizo un pase gol.
En su vida estos tarados han chutiao una pelota. ¿Y qué pasa con mi cerveza?
Pepito ya debe estar por llegar, contesta la mujer, lo que pasa es que la botillería de la esquina está cerrada a esta hora y tuvo que ir a la del frente.
Entra Pepito que para sus doce años es bien grande por donde se le mire, trayendo un pack bien helado. ¿Las dejo en el refri, Papi?
No, aquí no más en la mesa de centro, gracias hijo.
¿A qué hora almorzamos tengo hambre?. Pregunta Juan Pérez.
Apenas estén listas las papas fritas almorzamos. Pepito, ponga la mesa mijito. Dice la señora.
A las 15:00 la familia en torno a la mesa saboréa un apetitoso y jugoso lomo a lo pobre.
Después de tomarse la bebida, Pepito le dice a su mamá que ya no da más.
Juan Pérez replica y le dice. Te comí todo cabrito, aquí no se pierde nada. Por último comete la carne y no te comai la ensalá. Eso te hace bien, te alimenta.
Al finalizar el almuerzo, Juan Pérez se sienta nuevamente en su sillón preferido.
Su mujer le grita desde la cocina, mientras friega los platos. Va a venir mi hermano pa´tu cumpleños, viejo.
Chuta, a ese le gustan las longanizas, vamos a tener que comprar más pa´l asao. Dice Juan Pérez.
Si po´, contesta su mujer. Pensar que vas a cumplir 36 años.
¡Mmm! Dice Juan Pérez mientras con el control remoto del TV pone el partido que está por empezar, un clásico, Glasgow Ranger con el Inter en cuartos de final.
Con cierta dificultad Juan Pérez se acerca otra cerveza, para cualquier persona que mide un metro setenta y dos, mover 138 Kg. de peso no es nada fácil.
Empieza el partido por lo que dejo tranquilo a Juan Pérez, este gran amante del deporte.
Nos vemos pronto.
Perdón, me olvidaba, cualquier parecido con algún conocido es sólo coincidencia. Esto es pura ficción.